Reducidos a piel, huesos o plumas, en redes sociales abunda impunemente la venta ilegal de subproductos de animales silvestres en algún grado de extinción, los cuales la gente consume por aspirar a un estatus económico o por tradición cultural, a pesar de la pérdida de biodiversidad que implica.
Ciudad de México, 6 de noviembre (SinEmbargo).– Patas y alas de búho, pieles de jaguar, víbora de cascabel e iguana, cráneo, colmillos y patas de cocodrilo, esqueleto y colmillo de lobo...
El tráfico ilegal de pieles, plumas y otras partes de animales silvestres protegidos por la NOM-059 abunda en las redes sociales pese a que están en algún grado de extinción.
Desde 2018 existe la Coalición para Acabar con el Tráfico de Fauna Silvestre en Internet integrada por Facebook, Instagram y otras trasnacionales.
Pero organizaciones ambientales atribuyen esta presión a la biodiversidad al alto consumo de estos subproductos por la creencia de obtener un estatus económico, un supuesto beneficio medicinal o por tradición cultural.
También, dicen, este comercio subsiste por una autoridad rebasada y un marco legal impreciso, ya que sólo se sanciona penalmente por animales en riesgo de extinción, y los permisos de importación y legal procedencia no consideran la crueldad con la que se adquieren y asesinan.
En el Senado se analiza desde el mes pasado una iniciativa que prohibe la exportación e importación de estos subproductos.
"Estas ya están oreadas, en la condición comestible", dice en video un usuario de Facebook al señalar una de las ocho pieles de víbora de cascabel (sujeta a protección especial) que ofrece en el grupo público "Venta y compra de cosas exóticas".
Resalta que es "100 por ciento" medicinal. Se identifica como artesano y curtidor, una actividad que a gran escala contamina cuerpos de agua por el uso de químicos como el cianuro. Por inbox dice no tener permisos.
El mismo usuario también vende en otro video alrededor de 80 plumas de búho cornudo americano. Para él son insumos para artesanos o danzantes.
Para la Ley General de Vida Silvestre y la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) es aprovechamiento de subproductos de una especie amenazada, por lo que –al no tener permisos– implican nueve años de prisión y multas de hasta casi 300 mil pesos.
"Estas son las que yo llamo plumas regulares y estas más pequeñitas son las que se llaman cobertoras, junto con las de abajo. Se ven en este estado porque están curados", detalla en la grabación.
En el caso de las plumas de ganso, una especie también amenazada, la organización Animal Heroes tiene detectado que para el relleno masivo de prendas estas aves son desplumadas vivas para que se le sigan extrayendo cuando les crezcan nuevas.
Del otro lado del teléfono, la coordinadora político-legal de esta organización, Adriana Buenrostro, suspiró cuando se le preguntó por qué la gente demanda derivados de animales silvestres.
"Es tener algo que no todos pueden tener, porque no hay beneficios. ¿No hay manera de cubrirse del frío si no es con un edredón de pluma de ganso? Ya hay materiales sintéticos que sin ser crueles con algún animal dan la misma protección", dijo. "Hay muchos rituales y consumo que se cree tienen beneficio a la salud, sin embargo, tenemos una ciencia médica que nos cura de ciertas enfermedades".
El Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) también lo atribuye a tradiciones, ya que ha detectado grupos cerrados de Facebook donde entre danzantes y talabarteros de la Península de Yucatán se venden pieles y colmillos de jaguar, una especie en peligro de extinción.
"En la cosmovisión de las comunidades indígenas ciertos animales tienen cierta representación de poderes o valores como la fuerza y se utilizan en los bailes", dijo Renata Cao, líder del centro de delitos contra la vida silvestre de WWF en Latinoamérica.
Una tienda en línea de León, Guanajuato, ofrece diversos derivados de cocodrilo, un reptil sujeto a protección especial.
Por 17 mil pesos más envío, incluso a Estados Unidos, vende un chaleco y por al menos dos mil pesos calzado de su piel: botas, tenis, huaraches. También ofrece en 800 pesos un collar con sus colmillos y hasta llaveros de patas de bebé de cocodrilo.
Otro usuario de Facebook vende carteras con piel de cocodrilo de 500 a mil pesos dependiendo el tamaño.
"El cocodrilo es considerado símbolo de la claridad y la productividad, astucia, indestructibilidad y la energía del sol. Constituyen protección", publicita.
EN EL LIMBO DE LO LEGAL
Además de este comercio penalizado por tratarse de especies protegidas, hay otras ventas en el limbo legal por ser derivados de animales no enlistados en la NOM-059 como unos huaraches de avestruz ofertados en 750 pesos o mil 150 pesos si son de mantarraya.
En este caso, la Profepa puede confiscar e iniciar una sanción administrativa sólo si no se cuenta con permisos de aprovechamiento de vida silvestre.
"Ahorita todavía está de cierta manera permitido", reconoció Adriana Buenrostro de Animal Heroes. Aunque el aprovechamiento de animales protegidos está prohibido y penado, comparó, también hay otro tipo de pieles de animales que no están en peligro de extinción y pueden llegar a venderse sin mayor consecuencia.
Una tienda en la Ciudad de México, por ejemplo, vende en dos mil pesos un cubrebocas hecho con piel importada de mantarraya avalada por la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES).
Arturo Berlanga, director de AnimaNaturalis México, coincidió en que no "hay con mucha precisión" una prohibición específica al uso por parte de la industria textil, de vestido o calzado. Y si bien la CITES legaliza su importación, el documento sólo considera el grado de riesgo de extinción, pero sus parámetros omiten el maltrato a los animales.
"No les importa el sufrimiento. Es difícil que las autoridades verifiquen la procedencia o métodos. No se verifica si desde el lugar de origen son libres de crueldad y cuando llegan a México se comercializan por estas tiendas en línea. Y aunque fueran libres de crueldad, tampoco debieran adquirirlos [existiendo alternativas]", expuso.
Otro caso que oscila entre la legalidad es una usuaria de Facebook que ofrece una garra de león, colas de zorro y coyote, o un esqueleto de lobo.
A diferencia de los tres primeros, el lobo el lobo fino está en peligro de extinción y el lobo mexicano —justo por este tipo de tráfico ilegal y cambio de uso de suelo— ya ni siquiera existe.
Pese a ello, un hombre oferta en 3 mil 500 pesos un collar de colmillo de lobo engarzado en plata y en el grupo de Facebook "Etnicart" otro vendedor trafica una garra de oso, cuya especie negra está catalogada en peligro de extinción.
PÉRDIDA DE BIODIVERSIDAD
Más allá de la legalidad e intervención del crimen organizado, las organizaciones PETA y AnimaNaturalis han alertado que ya sea que el producto venga de un animal de una granja peletera —donde vive hacinado en jaula con estrés— o que el ejemplar haya sido cazado cruelmente, cada abrigo, accesorio o pequeño adorno le causó un enorme sufrimiento y un gran impacto a la biodiversidad.
"Muchas veces los compradores ni siquiera saben si sus edredones de plumas de ganso o pato son adecuadas para dormir, es meramente por la falsa creencia de que estos artículos exóticos que son caros les dan un estatus socioeconómico", afirmó Arturo Berlanga, director de AnimaNaturalis México.
Pero, agregó Berlanga, el impacto a la biodiversidad es altísimo. Sobre todo, documentó, en zonas del sureste donde están cazando aves con fines de comercio ilegal para mascotas o uso de sus plumas para prendas.
"De cada diez aves que cazan de manera furtiva, solamente sobreviven una o dos porque las drogan para que no hagan ruido, las amarran y las meten en cajas de cartón. Pues mueren y sus hábitats se quedan sin ellas", dijo.
Renata Cao, líder del centro de delitos contra la vida silvestre de WWF en Latinoamérica, expuso que de por sí las especies han visto afectadas sus hábitat por el cambio de uso de suelo para actividades agrícolas o urbanas y el cambio climático, a lo que se suma la presión de esta cacería que no respeta las tasas de aprovechamiento.
"Desconocemos el volumen de este tráfico porque sólo tenemos indicios cuando se confiscan o se levanta un proceso administrativo o penal, pero sabemos que hay mucho de esto por debajo del agua", planteó.
RUMBO A SU PROHIBICIÓN
Antes de abordar un avión con destino a San Antonio, Texas, derivados de zorro gris, tarántula, murciélago, tortuga, serpiente de cascabel, calandria, cardenal, búho, tecolote y gavilán, estos tres últimos ejemplares en algún grado de riesgo, fueron detectados por rayos X dentro de un paquete por personal del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM).
Aquella ocasión, en marzo de este año, fueron asegurados por la Profepa porque el dueño no presentó documentos de legal procedencia con la marca que muestre que fueron objeto de un aprovechamiento sustentable, como exige la Ley General de Vida Silvestre.
Pero "desgraciadamente, [la capacidad de decomiso de la Profepa] está siendo cada vez más limitada por el desmantelamiento por recorte presupuestal y de recursos humanos. En lo que va de esta administración cerca de 700 empleados sufrieron un recorte. Lo poco que hace no es suficiente para el tamaño del problema del país", expresó Arturo Berlanga, director de AnimaNaturalis México.
"Sin recursos —a la Profepa, Conanp y Conabio— y sin personal humano es muy difícil que podamos salvaguardar nuestra biodiversidad".
Renata Cao, de WWF México, añadió que también es complicado dar seguimiento a la investigación y obtener evidencia porque en ocasiones son grupos de redes sociales privados con anuncios que se remueven rápido o es difuso el sitio desde donde se comercializa.
Ante esta incapacidad de las autoridades y una prohibición confusa, se dan casos como el del Diputado panista y exclavadista olímpico Rommel Pacheco, quien se casó en un cenote en su natal Yucatán, entre copal y la piel de un jaguar, un animal en peligro de extinción.
"Fuimos bendecidos por los dioses mayas y la madre Tierra", dijo sobre su boda celebrada hace una semanas.
Actualmente sólo se prohibe el aprovechamiento de animales protegidos, el comercio de marfil y partes de mamífero marino y primates, con excepción de aquellos destinados a la investigación científica.
Incluso la Secretaría de Economía (SE) reporta exportaciones de piel en bruto de visón a Estados Unidos. De 2003 a 2017 los envíos sumaron 22 mil 324 kilogramos con un valor total de 2 millones 86 mil pesos, muestras cifras del Sistema de Información Arancelaria.
Para prohibir la exportación e importación con pieles exóticas y plumas en la industria textil, del vestido y del calzado, el 5 de octubre los senadores Rocío Abreu Artiñano y Ricardo Monreal Ávila presentaron una iniciativa para expedir la Ley General de Bienestar Animal, y reformar el artículo 122 y adicionar el artículo 55 ter de la Ley General de Vida Silvestre, la cual fue turnada a la Comisión de Medio Ambiente.
La iniciativa todavía está en análisis y se hará un parlamento abierto para escuchar a especialistas, informó dicha Comisión.
Desde mayo de 2019, se había presentado una iniciativa enfocada exclusivamente en pieles exóticas, inspirada en leyes de otros países como Brasil, India, Noruega, Países Bajos, Reino Unido y algunos estados de Estados Unidos como California que regulan su comercio y la existencia de granjas para criar con la única finalidad de extraer sus pieles.
Aunque marcas de lujo como Chanel, Gucci, Versace, Burberry y Jean Paul Gaultier han anunciado la prohibición del uso de pelaje y derivados de especies exóticas en sus colecciones, dice el documento legislativo, en años recientes el tráfico ilegal de vida silvestre ha aumentado porque representa un negocio ilícito con grandes ganancias, pero afectación a la biodiversidad y al agua por el vertimiento de químicos que se utilizan en el curtido de pieles.
"Es urgente tomar medidas rigurosas para prevenir el comercio de la producción de pieles y sus aplicaciones, con el fin de erradicar la crueldad animal y garantizar la protección y el bienestar de los animales", planteó.